El pasado lunes 11 de mayo de 2015, en el
Centro Cultural Bancaja, disfrutamos del Seminario de Ética Económica y
Empresarial de la Fundación ÉTNOR, a cargo de Fernando García-Quero, quien nos
habló sobre «la ética en la formación de los economistas: la necesidad de
democratizar el debate».
El Profesor Sustituto Interino del
Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada (Facultad de
Ciencias Sociales de Melilla) y Delegado de Economistas sin Fronteras en
Andalucía, dividió su conferencia en seis partes hiladas a través de la
experiencia como estudiante de economía tanto de grado como de postgrado y como
profesor de esta misma materia.
En la primera etapa, la de Instituto, nos
cuenta que era joven y soñador. Quería estudiar economía, ser corredor
de bolsa, dedicarse al mundo de las finanzas. Inicialmente fueron esas las
motivaciones que lo llevaron a interesarse en la economía. Más tarde, comenzó a
indagar sobre las diferencias entre ADE, economía, finanzas, contabilidad,
gestión y administración pública, etc. Un día, en la Universidad de Granada, le
preguntó a un profesor que estaba en el cafetín, que cuál de todas esas
opciones debía elegir, y el profesor le respondió «ni te lo pienses, estudia
economía. La visión será más general, más sistémica». De este modo se determinó
y optó por convertirse en economista.
En la segunda etapa, ya en la Universidad,
estudió la carrera por inercia, fue aprobando asignaturas... hasta que justo
antes de graduarse llegó, lo que nuestro conferencista llama: la tercera etapa.
En el último cuatrimestre, cursó una asignatura llamada Pensamiento
Económico que cambió toda su perspectiva. Casualmente el profesor que
impartía esa materia, fue el que le recomendó estudiar economía.
García-Quero cuenta que ha descubierto,
desde su vivencia, que uno de los problemas en la formación de los economistas
deriva del condicionamiento al que están expuestos los alumnos: aprenden un
único modo de entender la economía, marcado desde el principio de la carrera
con Introducción a la Economía. Asignatura que ahora tiene el nombre
de Economía Política, aunque «de política no tenga nada».
La definición de economía que enseñan a los
alumnos es la L. Robbins: «la ciencia económica es el estudio de la conducta
humana como una relación entre fines y medios escasos susceptibles de usos
alternativos». Luego, los alumnos pasan a ver modelos de oferta y demanda,
elasticidad, microeconomía, macroeconomía, entre otros temas. Durante varios
años se refuerza esa concepción a través de matemáticas, contabilidad,
estadística, etc.
Por si fuera poco, Pensamiento
Económico es optativa y superficialmente expone las diferentes corrientes
económicas. No existe ninguna asignatura que profundice en ellas. El ponente
también advierte que esto no ocurre únicamente en España. Incluso en las
mejores universidades a nivel mundial (MIT, Oxford, Harvard, etc.) acontece
exactamente la misma situación.
La cuarta etapa se inició cuando cursaba
un Máster, único en su clase, ya que los másteres de economía solo tratan
temas de economía neoclásica. Estudió intervención social en migraciones,
desarrollo y grupos vulnerables. Así amplió su perspectiva de manera
interdisciplinar. Prosiguió con el Doctorado en ciencias económicas, haciendo
una revisión histórica de los estudios de desarrollo.
Los alumnos finalizan sus estudios
ignorando el resto de teorías económicas, solo tienen conocimiento de teoría
neoclásica. «Asumen la economía como ciencia neutral y ni siquiera saben
lo que es la ciencia. Se invierte tiempo en aprender algo que no es real. No se
enseña la carga ideológica, valorativa que hay detrás. Se ignora la heterodoxia
económica» apuntaba Fernando. Aun así, los alumnos notan que la economía no es
perfecta, porque la realidad es otra, diferente a la de los modelos.
La quinta etapa, se centra en la Academia.
García-Quero señala que repasando la historia se puede comprender de dónde
surge la ciencia de la elección, y demás corrientes; la influencia de los
filósofos, las ciencias sociales y las matemáticas es clarísima. Por ejemplo,
Newton con su cálculo integral intervino en la creación de la teoría
marginalista. «En el aula no se cuestiona ni se contextualiza, solo se da la
definición de Robbins comprendiendo el comportamiento de una manera muy sesgada.
Hace falta cuestionar lo que se enseña. Es necesario tener opinión propia»
exhortó, luego añadió «cuando tienes propuestas diferentes, legitimas políticas
diferentes». A su vez, se preguntaba por sobre lo que hace que el conocimiento
sea científico, si acaso no puede ser de otra manera, sobre la diferencia de la
economía positiva y normativa, cuál es el tipo de política que se aplica y con
qué tipo de ciencia «si se va a privatizar un servicio público primario, habrá
que averiguar cuál es el método por el que se tomó esa decisión [...].
Debemos cuestionar esa ciencia, si nos van a quitar las pensiones algo no
esta bien» afirmaba el economista.
Existen diferentes métodos científicos, sin
embargo según el ponente, toda la economía se basa básicamente en el
modelo cuantitativo matemático. «La economía no puede ser en ningún caso una
ciencia exacta porque es una ciencia social. Por muy bueno que sea el modelo
matemático, te estas dejando muchas cosas por fuera» remarcó. «Cuando dices que
el resto de las variables son nulas, no estas haciendo una ciencia neutral,
estás eligiendo. Pero teniendo en cuenta los Ceteris Paribus sabremos
que en ciertos momentos habrá que ajustar o entender que el resultado esta
incompleto, porque si no los tenemos en cuenta, te cargas cualquier cosa».
A fin de cuentas, «no se trata de
desmontar sino de deliberar, evaluar, compartir». Desde el individualimo
metodológico las sociedades son comprendidas como una simple suma de
individuos, individuos racionales, egoístas, maximizadores, que tienen las
preferencias dadas, etc.; éstos son supuestos que parten desde un
posicionamiento ético. Se toman esas características como axiomas, para
luego crear modelos que nacen desde una cosmovisión sesgada, y en muchos casos,
ignorada. «A veces podemos estar tomando decisiones que pueden ir en contra de
nuestras propias ideas porque no las cuestionamos» agregó.
La sexta etapa se refiere al proceso
actual. La crisis, por ejemplo, no ha afectado los programas de los grados de
economía y las disciplinas a su alrededor. El foro de debate se encuentra en
los congresos de economía crítica, en ciertos cursos universitarios, y en
espacios como el Seminario ÉTNOR. Se han observado algunos movimientos sociales
en Francia, Reino Unido y Estados Unidos en contra de una "economía
autista", pero no han tenido mayor impacto. Fernando García-Quero motivó a
continuar con el cambio de dirección, con la ampliación de horizontes, «detrás
el miedo a cambiar de opinión».
Para cerrar dejó varias reflexiones sobre
la mesa, a saber: con José Luis Sampedro «la economía es una ciencia social»;
frente a Margaret Thatcher y su eslogan «no hay alternativa», «hay muchas
alternativas»; con el Papa Franscisco «este sistema económico mata. Mata porque
predomina la ley del más fuerte. El dinero debe servir y no gobernar»; «la
ética en el centro del debate, discutamos democráticamente sobre ello», y por
último, con Joan Robinson «hay que estudiar economía para no dejarse engañar
por los economistas».
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