Patrici Calvo, 22/05/11
Los movimientos populares de estos días me han hecho recordar una comedia del genial Richard Prior que tuve el gusto de ver cuando era algo más joven: «El gran despilfarro (Brewster's Millions)».
El protagonista de aquella película era un jugador de las ligas menores de béisbol que por sorpresa hereda de un desconocido y excéntrico pariente lejano una estimable suma de dinero: 300 millones de dólares. La única condición para poder disponer de tamaña cuantía era lograr derrochar 30 millones de dólares en un mes sin que, una vez finalizado el plazo de tiempo estipulado, tuviera en su haber posesión alguna.
La intención del fallecido pariente era lograr que aborreciese intensamente el dinero, que lo odiara hasta el extremo de que le resultase repugnante su simple visión. Pensaba que sólo de esta forma sería capaz de no quedar atrapado en su tela de araña. Su hastío le permitiría poder apreciar el verdadero valor del dinero, evitando con ello ser arrastrado hacia una vida desdichada e infeliz como la suya, dedicada integralmente a su búsqueda y maximización.
El jugador de baseball acepta el reto sin pensárselo y empieza a gastar los 30 millones. Tras unos comienzos esperanzadores, se va dando cuenta poco a poco que no resultaba tan fácil conseguir el objetivo. Desesperado por la situación, se le ocurre la brillante idea de presentarse como candidato a unas elecciones [para gobernador o presidente de los EE.UU]. De esta forma sería fácil dilapidar durante la campaña todo el dinero que le restaba para poder convertirse en el heredero de su millonario pariente [tranquilos/as, el final de la película lo dejo para aquellos y aquellas que se hayan sentido intrigados por el argumento].
Lo que me ha hecho pensar en esta película es precisamente el eslogan de la campaña política que orquestó el protagonista. Brewster [que así es como se llamaba] evidentemente no deseaba ganar, porque de hacerlo no heredaría los 300 millones de dólares, así que diseña toda la campaña alrededor de un curioso eslogan: «A ninguno de los anteriores». Sus comparecencias en público no tenían la más mínima intención de mejorar su imagen para aumentar la confianza de los electores de cara a las urnas, sino la de producir un cambio de mentalidad en el electorado: lograr que la gente votara por aquel candidato o candidata que considerasen más capaz para gobernar siempre y cuando éste/a no hubiera formado parte anteriormente del gobierno. Los «anteriores» habían tenido su oportunidad para poder cambiar las cosas y la habían desaprovechado. Ya no merecían renovar la confianza del pueblo. Su tiempo había expirado. Era hora de dar la oportunidad a otros.
¿Es esto tal vez lo que están pensando la mayoría de los «indignados» de este país? ¿Votar sí, pero “a ninguno de los anteriores”? Hay quienes pensaban e incluso decían públicamente que las manifestaciones en toda España buscaban promover el absentismo entre los votantes. No sé si finalmente van a tener razón, dado que a estas horas de la mañana es precipitado hablar de participación, pero la verdad es que hoy he visto mucha gente en los colegios electorales de mi distrito. Tal vez mañana nos levantemos con la grata sorpresa de que una de las reivindicaciones de los «indignados» de este país se ha cumplido: el fin del bipartidismo. Y digo «grata» porque estoy convencido de que la pluralidad de voces dentro de nuestras instituciones democráticas es uno de los requisitos básicos para abordar de manera pacífica cambios mayores en nuestras democracias.
Nuestra democracia española es imperfecta y necesita cambios estructurales ya, como bien se está argumentando en las calles de este país. Pero esto no pasa por promover el absentismo. Hay que pensar que tal vez el «no votar» sea también una forma de «votar», de legitimar cierto tipo de grupos antidemocráticos con los cuales tampoco nos identificamos lo más mínimo.
Cuidado con esto. Castigar a los partidos políticos utilizando nuestro derecho a «no votar» puede tener sus consecuencias a medio y largo plazo, consecuencias tal vez perniciosas para nuestra sociedad. Sin embargo, también entiendo que el desencanto hacia la política y la desconfianza hacia los políticos se ha apoderado del electorado en estos últimos años y está haciendo mella en nuestra voluntad. Yo mismo he estado a punto de no ir a ejercer mi derecho y mi deber de participación en estas elecciones por el hecho de querer castigar con ello a unas políticas y unos políticos cada vez más alejadas y alejados del pueblo, un pueblo por quien deberían trabajar y a quien le deben respeto y reconocimiento [algo que no han hecho durante toda la gestión de la crisis económica]. Finalmente han pesado más otras razones y formas de castigo y he decidido no abstenerme. Cada uno/a que encuentre las suyas y su manera particular de forzar los cambios.
¿Cuál será finalmente el eslogan de estas elecciones? ¿Será «a ninguno»? ¿Será «a ninguno de los anteriores»? ¿O será «todo sigue igual»? La solución esta noche tras el recuento de los votos.
yo no voto porque gane quien gane ,siempre pierdo yo,y las votaciones son un tongo como togo en este sistema
ResponderEliminarque fuerteeeeeeeeeeeeeee, llevo 4 días diciéndole a mi marido " a ninguno de los anteriores" quien decía eso? me dice estás como una cabra, q no q lo he oído en una peli creo q a Eddy Murphy ahhhhhhhhhhh no estóy loca jejeje me alegro mucho de q alguién haya pensado como yo
ResponderEliminarsonia
Gracias Sonia. Me alegro mucho que otra persona haya pensado en la misma película. La verdad es que la vi hace 25 ó 26 años y mi memoria empieza a fallar, pero me quedó marcado aquello de "A ninguno de los anteriores". Un abrazo.
ResponderEliminarme ha gustado mucho el post porque he descubierto el titulo de una pelicula interesante. Lo que me choca es que la idea de una peli tan vieja pueda ser un camino a seguir para una sociedad como la española. No entiendo mucho de politica, francamente nunca me ha interesado porque si ya de por si la mayoria de las personas somos mezquinas, danos poder y...a gobernar España y asi va.Creo que en este pais no estamos preparados para un cambio de ideas quizas por miedo al cambio o por seguir con la tradicion bipartidista.
ResponderEliminarResumiendo no creo que las cosas cambien por aqui porque no se dan oprtunidades a nuevas ideas, es como ir de unas ideas ya vistas a otras tambien vistas (PSOE O PP) a ver si mejoran las cosas... En fin no estoy de acuerdo con este camino pero nos tocara tragar de nuevo lo mismo una y otra vez.
Finalmente el eslogan es "todo igual". No he estado siguiendo las elecciones de forma continúa pero lo poco que vi me pareció vergonzoso, se dedicaron a criticar los unos a los otros sin proponer grandes cosas o alternativas a las soluciones ya propuestas. El bipartidismo en este país parece como una herencia, lo siguen en las familias generación tras generación, pero una pequeña parte de las nuevas generaciones han decidido decir NO y alegar a sus derechos democráticos para manifestarse por razones que todos sabemos: las consecuencias de la crisis económica.
ResponderEliminarHace tiempo me contó un amigo que mientras se hospedada en casa de una familia suiza en una pequeña ciudad del norte de Suiza, la familia en cuestión se reunió una mañana con una caja llena de información acerca de los partidos y las propuestas de mejora de estos. Tras analizar cada partido en parte cada miembro de la familia tenia que decir su elección y los motivos para ellos. De esta forma se conseguia votar al mejor partido y cada uno votaba al que mejor le parecía por alguna razón.
Desde luego esto en España esta en peligro de extinción, ya que la política es como el fútbol o eres del Barça o del R.Madrid, los minoritarios no "existen", esto será el futuro de las nuevas generaciones, un futuro no aprobado por la mayoría de los jóvenes pero aún así nos tenemos que conformar, otra vez.
Me ha parecido muy buena la itroducción del tema mediante la película! Por lo general estoy contigo en cuanto al tema del bipartidismo en nuestro país. Sigo defendiendo mi teoría en la que creo que España es un país políticamente muy tradicional. Al producirse el fin de la dictadura parece ser que a todo ciudadano le vendieron la moto de que podía tener libertad, pero una libertad de elegir entre izquierda o derecha, un color u otro...
ResponderEliminarMuy curioso fue el comentario que escuche de mi abuelo en el que decía que iba a votar al partido que él quería y tras preguntarle cual era la motivación de su voto la contestación fue un tímido "porque siempre he votado al mismo". No supo contestarme a la pregunta en la que yo quería saber si conocía las intenciones de dicho partido...la verdad que me quedé sorprendido.
Al igual que mi abuelo creo que la gran mayoría de peronas mayores, y no tan mayores, tienen una educación política tradicional a la que siguen pues porque lo han hecho desde siempre. Ojalá mediante esta democracia real que está creciendo hoy en día, España sea capaz de despertar y que cada uno de los ciudadanos ejerca su voto sobre el partido que realmente defienda sus intereses y borremos ese bipartidismo automático que estamos aguantando desde hace tanto tiempo.
Al final no ha habido suerte y parece que desde los medios de comunicación el eslogan de estas elecciones es “todo sigue igual” . Aunque en mi opinión yo añadiría un “… por ahora” en el eslogan. Nuestro sistema sigue siendo claramente bipartidista pero no hay que olvidar que no se puede luchar con unas ideas establecidas durante años en unas pocas semanas.
ResponderEliminarLo más importante es dar constancia de que la gente esta deseosa de un cambio, y por lo que se ve en las calles parece que un cambio es posible. Creo que hay que mirar estas elecciones no como una derrota sino como un incentivo. No todo va a ser tan fácil de cambiar como creíamos pero el cambio es posible.
Me ha hecho mucha gracia el comentario del abuelo de Sergi Arnandis porque resume claramente como es la actuación de los votantes en España. Muchos votan al mismo partido porque así lo han hecho desde siempre. Esto esta mal, pero bueno, en las personas mayores puede ser pasable porque resulta muy difícil cambiar una tradición. Lo que me parece peor que esto, es cierta actitud de algunos jóvenes, ya que hay adolescentes, que ante tanta mentira y paranoia electoral deciden votar al candidato de sus padres.
ResponderEliminarRealmente no se por qué lo hacen, quizás por vaguería de informarse de las propuestas de cada partido o por intentar quedar bien en su casa (a pesar de ser el voto secreto). Pero la verdad es que votando siempre a los mismos, es normal que exista bipartidismo y que los partidos minoritarios no puedan ni hacerles una pizca de sombra.
Espero que al final, la revolución del 15M cambie el sistema, el cual ya empieza a oler a podrido, y llegue a crear un Gobierno donde exista la pluralididad de voces. Sinceramente, espero que las próximas generaciones lleguen a estudiar en sus libros de historia toda esta revolución del pueblo.
Ruth Cuchillo
Muy interesante el simil con la pelicula, creo que todos los que hemos leído el post ahora la vamos a ver.
ResponderEliminarSí, lo cierto es que el bipartidismo existe porque las personas siempre votan al mismo, y no se paran ni un segundo a reflexionar sobre el hecho de votar a un partido minoritario. La mayoría ni se empeñan en conocerlos, porque la única alternativa es que si un partido lo ha hecho mal, se vota al otro y ya esta. En España son PP y PSOE pero este caso se da en muchos países más. Me hizo gracia un capitulo de los Simpsons, en el que los extraterrestres poseían los cuerpos de los políticos. Cuando les descubren , se rien de los humanos y les dicen que el sistema es bipartidista, y que votar a otro partido sería como tirar el voto a la basura y finalmente el planeta acaba esclavizado. Es una ironía sobre como las personas no pueden cambiar sus costumbras y su manera de hacer las cosas, esperemos que con este nuevo movimiento se cambie algo aun que sabemos que durará tiempo.