José Félix Lozano, 03/12/10 El pasado 24 y 25 de junio se celebró en New York la conferencia mundial del Global Compact en la que participaron más de mil personas entre políticos, directores de ONG´s, académicos y líderes del mundo empresarial.
Uno de los temas centrales y más discutidos durante esos dos días fue el papel de las escuelas de negocios y de la educación superior en el desarrollo de la responsabilidad social y la sostenibilidad. La impresión general no es buena. El director general de sostenibilidad de ACCENTURE para Europa, África y Latinoamérica – Peter Lucy – presentó los resultados de un informe en el que se afirmaba que el 93% de los 800 directores ejecutivos consultados reconocían que el tema de la sostenibilidad está en su agenda de forma prioritaria y que será clave para el éxito empresarial. Tras este primer dato, claramente positivo, viene el negativo. Peter Lucy también afirmaba que las Escuelas de Negocios y las universidades todavía no habían entrado de lleno en el tema de la sostenibilidad. Y esto tiene dos consecuencias muy negativas: una es que es difícil encontrar personas especializadas, y otra es que hay un considerable retraso en el desarrollo de herramientas de gestión de la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa.
El ciclo de evolución de cualquier tema social – la ecología, el multiculturalismo, el acoso moral, etc. - es básicamente el mismo: primero unas pocas personas empiezan a hablar de él y a generar debate y opinión; después llega a las universidades y centros de formación, se hace teoría sobre él, se sistematiza y se empiezan a desarrollar mecanismos para su gestión; y en tercer lugar se expande socialmente en palabras y hechos. En este camino también ha entrado la responsabilidad social corporativa. El problema es que el segundo paso avanza muy despacio y otras instituciones están tomando el relevo de las universidades en esa tarea de reflexionar, sistematizar e innovar. No es malo que otras organizaciones (cámaras de comercio, fundaciones, empresas, etc.) tomen la iniciativa; lo que es malo es que el mundo académico siga mirando para otro lado. Por eso el curso de verano organizado por la UJI y dirigido por el profesor D. García-Marzá y la profesora Elsa González ha sido tan valioso.
Reflexionar sobre la aportación de la responsabilidad social corporativa en la tarea del diseño institucional es clave para la construcción de una sociedad justa. Confiar sólo en la buena voluntad de las personas es una ingenuidad irresponsable. Tenemos que ser conscientes que a todos nos influye mucho la dinámica de las instituciones con las que convivimos (empresa, familia, escuela, administración de justicia, partidos políticos, etc.); y que estas instituciones tienen que funcionar de acuerdo a una serie de principios coherentes con las exigencias éticas de las personas. Es decir, es un vano esfuerzo pedir a la gente que cumpla las normas, que sea imparcial, que respete a otras personas, que responda de sus decisiones, que diga la verdad, etc. si las instituciones en las que trabaja y vive no actúan en la misma dirección. Incluso en ocasiones incentivan y premian comportamientos que van en otro sentido.
La responsabilidad de las instituciones está en lo que hacen y en cómo lo hacen; la legitimidad de las instituciones públicas reside en los fines que persiguen y en los medios que utilizan para alcanzarlo. Como muy bien recordó el premio Nobel de economía, A. Sen, en cuestiones del bien público no basta con el resultado final sino que hay que optar por el resultado global. Y esto también es válido para las universidades. Las instituciones de formación superior debemos reflexionar muy seriamente sobre nuestra misión, sobre lo qué hacemos, y también sobre cómo lo hacemos. Diseñar universidades responsables tendría un doble impacto en el fomento de la RSC, por un lado porque transmitiríamos la responsabilidad en la formación de los futuros directivos y líderes empresariales; y por otro, porque el propio funcionamiento responsable de la universidad haría una gran aportación a la construcción de una sociedad más democrática y justa.
José Félix Lozano es profesor Titular de Escuela Universitaria de ética y cooperación al desarrollo en la UPV (Valencia) y profesor invitado de la Universidad de Zittau (Alemania)
Estimado Prof. Lozano:
ResponderEliminarCiertamente, existe un déficit de formación en RSC a nivel de la universidad. Pocos son los programas que podemos encontrar en el área hispañoamericana centrados en la materia referida. Y es necesario llevar al programa de responsabilidad a la universidad misma, que la universidad actúe en un marco también de RSC.
Sin embargo, y creo que usted podrá estar de acuerdo conmigo en esto, pienso que la formación de los "ciudadanos empresarios" debe comenzar desde la primaria. En este sentido, puede leer mis reflexiones si tiene a bien:
http://eticaempresarialapuntes.blogspot.com/2010/11/el-asunto-de-la-educacion-para.html
Gracias.