EBEN España cerró su congreso de este año tras dos días de intensas reflexiones sobre la actual crisis económica, abordando tanto sus causas y efectos como los posibles cambios a efectuar para salir de ella y evitar futuras recaídas.
En el marco incomparable de una ciudad histórica y bella como pocas en el mundo -Granada- tuvo lugar el pasado 25 y 26 de junio el
XVII Congreso EBEN España con la clara intención de dar orientaciones que permitan a las diversas empresas, organizaciones e instituciones económicas encontrar un rumbo nuevo, un horizonte más cordial y humano que posibilite implementar políticas de gestión que generen valor económico al mismo tiempo que desarrollo social y humano.
La Catedrática y Académica
Adela Cortina abrió el frasco de las esencias con su reflexión acerca de las causas de la actual crisis y la necesidad de crear empresas responsables que estén a la altura del nivel moral de las sociedades plurales actuales. Advertía al respecto que hay que ir dejando de lado la eterna búsqueda de culpables externos y empezar a asumir responsabilidades: “En el colegio de mojas donde estudiaba de pequeña se le echaba la culpa de todo lo malo al "diablo". Luego se decía que era el “sistema” y ahora se dice que es la “globalización”. ¿Cuándo vamos a aceptar que somos responsables de lo que pasa?”.
Tras Cortina, diferentes mesas redondas simultáneas fueron apareciendo y tratando aspectos relacionados con la crisis. Cuestiones que si bien describieron un preocupante panorama ante la más que difícil situación actual, se dejaron acompañar sin reservas por diferentes propuestas de mejora que dejaron un cierto sabor dulce y fresco, el de esperanza, el del cambio, el de las posibilidades. Crisis no sólo como concepto abordado desde sus aspectos más puramente negativos, como dificultad, preocupación, desmoronamiento, decadencia, sino como oportunidad, como posibilidad de cambiar la realidad y crear un mundo nuevo, un espacio que, apoyado sobre sólidas bases éticas –ethos, razón prudencial y justicia-, permita un mayor desarrollo humano y social y, por tanto, el incremento del “bien vivir” y del “bien estar” de todos los ciudadanos.
Fueron tan sólo dos días, pero la intensidad de las jornadas pusieron sobre la mesa grandes cuestiones y posibles soluciones -abordables en diferente medida- que atiendan a las necesidades actuales de la sociedad. Sin duda,
Granada, su
Universidad y su maravillosa gente fueron anfitriones de primera que supieron estar a la altura de las circunstancias y ganarse el respeto de todo el público asistente y participante del acto. Enhorabuena a la organización.
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